Cultivando sueños y cosechando éxito

Dominga, una mujer de 75 años, ha dedicado su vida a la tierra, convirtiendo el huerto de su casa en una fuente de sustento y esperanza. Casada y madre de tres hijos, decidió aprovechar su pequeño terreno para plantar árboles frutales como ciruela, tumbo, guabas y maracuyá. Con paciencia y esfuerzo, vio cómo su cosecha crecía y sus frutos se volvían cada vez más apreciados por sus vecinos, quienes comenzaron a comprarle directamente.

Para Dominga, la tierra siempre ha sido su aliada, y con el tiempo comprendió la importancia de nutrirla de manera sostenible. Aplicando técnicas agroecológicas, mejoró la calidad del suelo y optimizó el uso del agua, lo que le permitió obtener mejores rendimientos año tras año. Sin embargo, el desafío no solo era producir más, sino también vender su cosecha de manera eficiente y rentable.

Fue entonces cuando conoció a WinA, una organización que impulsa el desarrollo agrícola a través de la capacitación y el acceso a mercados. Gracias a su apoyo, Dominga participó en talleres sobre gestión agrícola, comercialización y técnicas de producción orgánica. Aprendió a organizar su trabajo, identificar oportunidades de venta y mejorar la presentación de sus productos. Con este conocimiento, logró expandir su negocio, llegando a más clientes y aumentando sus ingresos.

Hoy, su huerto no solo es un modelo de sostenibilidad y autosuficiencia, sino también una fuente de inspiración para otras mujeres de su comunidad. Viendo el éxito de Dominga, muchas han decidido seguir sus pasos, apostando por la agricultura como una vía de independencia económica y desarrollo personal.

La historia de Dominga nos recuerda que el trabajo con la tierra no solo es un legado, sino también una oportunidad para transformar vidas y comunidades. Con acceso a capacitación y recursos adecuados, más mujeres pueden convertir sus sueños en realidades productivas, cosechando éxito y bienestar para ellas y sus familias.

Scroll al inicio